Atención, pregunta. Viendo la maravillosa colaboración policial entre las autoridades policiales francesas y españolas en muchas materias -y más importantes que el dopaje- ¿por qué las autoridades francesas no comunican a sus vecinos del sur cuando van a detener a un corredor? ¿Se imaginan lo que se podría descubrir si paralelamente los policías españoles entrasen en los domicilios privados de estos tramposos?
No se fían, y les sobran motivos. En la Operación Puerto, a pesar de tener identificados a muchos corredores -con grabaciones en vídeo entrando y saliendo de los pisos-sanguijuela-, no se fue a los domicilios privados. Ni siquiera de los hemodruidas, con la cantidad de pruebas que se podrían haber encontrado. Pero bueno, por pruebas que no sea: ahí están las dos CPU sin abrir, las nueve tarjetas SIM de Eufemiano sin ni siquiera pedir un tabulado de las llamadas y las bolsas de sangre huérfanas, esperando sus dueños. Entiendo perfectamente a los franceses: con esos precedentes, lo más probable es que se avisase al entolno del ciclista y se diese al traste con la operación.
Ayer cayó el segundo español del Tour de Francia. De nuevo EPO. El mismo día que Garai escribía que "a Dueñas le quedan muchas cosas por decir", resulta que el bejarano se quedó así. Fue todo patético. En la salida, Mario Ojuel de TVE (¿cómo se puede presentar con esa desgana, con esos hombros caídos, con ese verbo lacónico?) entrevistaba a Félix Cárdenas, compañero de habitación. El colombiano se deshacía en elogios a la correción y el trato de los gendarmes, como el que habla de los agentes cuando sale de un concierto o vigilan una jornada electoral, especialmente cuando afirmó "que no iban a por mí".
Dueñas fue cazado antes de la salida de la etapa. Durante el transcurso de la misma, se conocío que tenía toda la mandanga en la habitación. La veteranía, en este caso, es un grado: a Beltrán sólo le encontraron Prozac, y con receta. Casualmente, el colombiano se retiró, porque ya tiene narices compartir habitación y no enterarse de lo que hace el de al lado. Son las cosas del ciclismo: también Zabriskie compartía piso con Landis en Girona y no tenía ni idea, como supongo que nadie sabe nada de Vandevelde, tercero en el Tour. No fueron las dos únicas bajas del Barloworld durante la etapa: también se cayó Longo Borghini, un neoprofesional que se papó una fuga en la tercera etapa, siendo segundo en meta. ¡Qué mala suerte! ¡Seguro que no tiene nada que ver con que Soler iba a por el Tour! ¡Y para eso necesitaba a un equipo en forma!.
La edad de oro del deporte español. Deportistas que arrasan -no es una licencia al escribir, es eso: arrasan- en sus disciplinas. Unos vienen de la playa. Otros se desmayan en la primavera tiberina para después encadenar tropecientas victorias de juego, set y partido. Otros optan por no entrenar en la concentración, tan propensa a virus gastrointestinales, y después corren como keniatas sobre el cesped. Y se acercan las olimpiadas, donde veteranísimas cambian de disciplina, y son todo coraje; cardiopatías congénitas no impiden encadenar dieciocho podios seguidos, como el que come lacón con grelos; y sputniks encuentran su mejor lugar de entrenamiento cerca de la frontera portuguesa, donde se puede caminar sobre las aguas. Esto es lo que hay.
Ayer un dirigente del ciclismo dijo que "España es la última frontera del dopaje". Que la Ley al respecto lleva dos años sin ser aplicada. Por supuesto, nuestros valientes periodistas lo tratan como lo que es: un pozo de envidia ante los éxitos de nuestros deportistas. Sin embargo, algo está cambiando. Cuando Roberto Heras, paisano de Dueñas, fue cazado, auspició una concentración de 1000 de sus vecinos por Béjar, con tanto de vindicación de su héroe, sin duda víctima de una conspiración. No fueron los únicos, pero sin duda fue significativo. 1000 personas salieron a la calle para arropar a su paisano más ilustre.
La foto de hoy está sacada de la página de Dueñas. Su peña ciclista. ¿Se manifestarán? Yo creo que no. Algo hemos cambiado.
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Arvesen gana la etapa de Foix. Una fuga numerosa, con corredores muy buenos, se resuelve con cuatro desmarcados: el noruego del CSC, el hábil Elmiger, Ballan y Moorenhout. El veterano corredor, que ya tenía dos etapas en el Giro -una ante Bettini- es un especialista en estas situaciones, aunque el suizo Elmiger casi le da un susto. Extremadamente pobre el rendimiento de Pozzato, también fugado pero lejos de la forma que exhibió en la primera semana. Como el Gerolsteiner en el pasado Giro, lo de Molleta/Beltrán fue un caso aislado, pero todo el equipo se resiente.
En el pelotón se intentó la Pereirada: entre que uno ya no está para repetir los 39 km/h de media y que el CSC intenta hacer olvidar que fue el responsable mayúsculo del desastre de Montelimar, la cosa quedó en mera anécdota. Lo más divertido de la etapa fue escuchar a Carlos de Andrés enfadado con Dueñas -"¡Basta ya!"-, diciendo cosas muy comprometidas -"hacer un buen Tour te da un contrato mejor, habría que investigar a quien les asesora"- y Probenecid en silencio sepulcral. Es más: hizo más tonterías y bromas de lo habitual, que ya es decir. La vida sigue igual...