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25 enero, 2012

Freire gana en Australia un año (y medio) después

Hace quince años
Se acaba de disputar el Tour Down Under, la carrera australiana que abre la temporada y que ha ido creciendo año tras año hasta convertirse en un fenómeno de primer orden en el calendario ciclista.  Los ciclistas piden ir voluntarios a 15.000 kms. de distancia y sacarse fotos con los canguros.

La carrera da para lo que da, y todos los años es lo mismo: todo sprints, salvo la tradicional llegada a Willunga, allí donde Contador resurrecto ganó en 2005 con cuatro de su equipo en los cuatro primeros puestos. Que al año siguiente pillasen a su mentor y director deportivo con una bolsa llena de drogas y bastantes dólares australianos en efectivo da bastantes pistas del éxito del Down Under en la preparación de los ciclistas contemporáneos. Que 15.000 kms. no son nada.

Greipel ganó tres etapas, Simon Clarke otra (corriendo en una especie de Wigarma, pero es local y se permite todo), Valverde en Willunga para goce y lujuria de sus muchos defensores y Gerrans, que entró junto al murciano, se llevó la general. La carrera reparte puntos WorldTour y bueno, Piti es especialista en esta clasificación, en gran medida porque es especialista en obtener este tipo de resultados, en estas carreras y sumar estos puntos.

Otro que también ganó fue Óscar Freire. La feliz coincidencia de victorias de Freire y Valverde daría para un post de vidas paralelas y en gran parte erradas, pero como la comparación no es posible y salta a la vista, está bien reparar una vez más en el ciclista cántabro. La victoria de Freire supone que en sus 15 temporadas de profesional (debutó en 1998, de esa época sólo queda Lastras) ha obtenido al menos una victoria en todas ellas, un registro sencillamente increíble y con muy pocos precedentes en el ciclismo.

¿Se creen que los medios han reparado en esto? Qué va, todo parabienes para el regreso de Valverde, un ciclista cuya sola presencia trae lo peor del ciclismo, lo mismo que ha llevado a ese deporte centenario a su difícil situación actual. El murciano ha vuelto como si no se hubiese ido (¡todo ha sido una conspiración! ¡no he tenido un juicio justo!) y uno que nunca se ha ido, que siempre ha estado ahí recibe el mismo tratamiento de siempre.

La etapa del Down Under es un victoria menor, la primera en casi un año para Freire, y que sigue a las otras dos victorias menores que fueron las sendas etapas de la Vuelta a Andalucía de 2011. Sin embargo, y sin crear falsas expectativas sobre un corredor que ya está en el lógico crepúsculo de su carrera a sus 36 años, la victoria de Freire fue antológica, ganando como en las mejores ocasiones: saliendo de detrás, remontando y yendo muy pegado a la valla derecha del espectador.

Freire gana por fin en Australia. No es que haya un afán completista por ganar en continentes diferentes (ya corrió en América el Mundial de Hamilton y en Asia los JJ.OO de Pekín) puesto que nunca ha ganado fuera de Europa, y si alguien quiere marcas de ese tipo, que pregunte por el también cántabro Ventoso, que ha ganado en los cuatro continentes que cuentan para el ciclismo.

Freire estuvo por primera vez en Australia hace año y medio, con ocasión del Mundial de Geelong ganado por Hushvod. Llegó al sprint final, muy favorable a sus características, y fue sexto. Sin duda, un gran resultado, pero lejos de las metas establecidas. Ahora consigue ganar en Australia, pero en una etapa del Down Under, un año después de su última victoria.

La viva imagen de la decadencia (otra)
En feliz coincidencia, la revista decada del ciclismo en España dedica la portada y una entrevista brevísima de su último número al campeón ciclista. La entrevista la salva la tradicional franqueza de Óscar Freire, que habla con soltura sobre el Adams, el antidopaje, la percepción social del ciclista y que también habla, con excesiva franqueza, sobre Gesink -sin citarlo- y su anterior equipo. Lo peor de todo es leer que sus objetivos siguen siendo los mismos de siempre (Sanremo, clásicas, Tour, Mundial), como si el tiempo no hubiese pasado, y viendo lo de Australia parece que así sea.

Sin embargo, la impresión de que es un ciclista que ya está saliendo o que no es muy consciente de la realidad que le circunda es haberse dejado retratar con los brazos en alto de victoria sin haber conseguido aún ninguna. En Australia ha conseguido que esa foto no quede en el ridículo más espantoso, pero no deja de ser significativo que un tricampeón del mundo pose de esa manera. Hay que saber decir no. Hay que saber decir basta, hasta aquí hemos llegado.
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Tres meses en Argentina, y claro, "con mucha ambición". Tranquilo, que ahora está parte de lo mejor del pelotón en ese mismo país para obtener lo mismo: la forma y la garra.
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Tras sus brillantes resultados en la especialidad, y especialmente cuando representa a España, el seleccionador español de ciclismo cuenta con SMS Sánchez para la crono olímpica.
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El método ADAMS, tu nuevo amigo. Y aquí Dick Pound llama a los abogados enfangadores por su nombre.
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En la noticia se puede ver claramente que, aunque la escultura sea una mierda -todas lo son, salvo honrosas excepciones y nunca figurativas-, a la atleta representada le gusta tener una escultura, pero no esa. Todos los detalles son escabrosos, desde su propia concepción, hasta cuando se tramitó, el importe o el hecho de la inauguración por parte del escultor. Seguro que también lo es la ubicación palentina, ciudad que es tan bella como desconocida.
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Muy interesante lo que cuenta Iker Caamaño (uno que se supo reinventar tras perder a su amigo y valedor Iban Mayo) sobre un tema que está de moda, la dieta de los deportistas, especialmente los ciclistas británicos que parecen surgir como setas gracias a que comen bien y se cuidan mucho: "Pero siendo verdad que son obsesivos con la preparación, luego no son nada estrictos con la dieta. Tienen sus menús de toda la vida y no se esfuerzan por salir de ellos. Del fish and chips no les saca nadie".

Después nos vendrán con que eran celiacos y no lo sabían, o que les cambiaron el bocadillo de chorizo por un "bocadillo inteligente" o de "diseño", con "azúcares de rápida absorción". ¡Ays!

17 enero, 2012

Una atención especial para...

                                                                                  Con algunos ciclistas ya rodando por Australia en ese criterium continuo que es el Down Under (etapas de apenas 100 kms., circuitos urbanos, 45º grados de temperatura) en algo que parece ciclismo, muchos ya dan por comenzada la temporada. Así, como todos los años en este vetusto y modesto blog, repasemos algunos corredores que, o bien se encuentran en una encrucijada de sus carreras, o bien tienen que empezar a descollar. En el fondo viene a ser lo mismo: corredores a los que seguir con especial interés a lo largo de la temporada. Fuera de Australia, claro.

Pozzato: un clásico de esta sección, y lo será siempre. El atribulado italiano ha pasado al modesto Farnese, que con este fichaje ha conseguido ser invitado en carreras muy prestigiosas. Il Principe sale de una temporada nefasta y una trayectoria descendente a la luz de todos; sin embargo, sigue siendo (potencialmente) uno de los mejores rematadores del mundo en un amplio abanico de carreras. O asoma de nuevo la cabeza este año, o se verá abocado a una retirada prematura.

Fuglsang: el danés, que en 2011 siguió creciendo (cuarto en Amstel, pero especialmente la primera mitad de la Vuelta, cuando parecía que podía luchar por el podio viniendo del Tour) manifestó su descontento con la fusión Leopard-RadioShack, porque le quitaba espacios. Sin embargo, no se ha movido. ¿Seguirá queriendo ser gregario en las citas más importantes del año?

Geraint Thomas: este maravilloso corredor, que domina todos los palos (pavé, sprint, crono) se desveló en el Tour como un potencial escalador y, para los que saben de esto, como aspirante a metas muy, muy altas, y todo gracias a su fuga en el Tourmalet, donde lo dio todo persiguiendo a Jeremy Roy. Si, una de esas etapas de ciclismo donde ninguno ganó, pero donde hubo más espectáculo que los 500 últimos metros que propone la Vuelta. En su equipo tiene espacio para crecer, especialmente en las clásicas, donde compite junto al caduco y quejumbroso Flecha.

Taaramae: acabó el 12º el Tour (incluyendo un 8º puesto en la etapa del Galibier, un resultado al alcance de poquísimos corredores), luchando por el maillot blanco. Vino a la Vuelta y ganó en La Farrapona. Tiene 25 años, sube como un ángel esforzado -pero un ángel-  y va bien contra el crono. Con un destino predestinado, estaría bien que este año obtuviese una bonita victoria ante los mejores del pelotón: puede y debe tener fuerzas para llegar. Y, en todo caso, su edad le da margen para fallar todo lo que quiera.

Tony Martin: tras una temporada de ensueño dentro de su especialidad contra el reloj y fuera (victoria final en P-N, por ejemplo), el alemán se va como jefe de filas en grandes vueltas (y en pequeñas) al Quick Step, un equipo que nunca ha tenido un rol así y que también ha fichado a Leipheimer y P. Velits, no se sabe si para arroparlo o por si se vuelve a quedar en el primer puerto duro-duro. Sigue siendo incapaz de pasar la gran montaña, pero se empeña en hacer cambiar su naturaleza: irá al Tour con el freno de mano puesto pensando en los JJ.OO, una auténtica religión en Alemania, y más en Alemania del Este, de donde procede. Veremos que tal le sale el año.

Kittel: el alemán consiguió el año pasado un récord de los que no se olvida. Es el neoprofesional más exitoso de la historia al haber debutado con nada menos que ¡17 victorias!, incluyendo la general de una vuelta en Holanda y una etapa en la Vuelta a España, además de cuatro en la Vuelta a Polonia, ambas WorldTour y ante parte de los mejores sprinters del mundo. Sigue en el Skil (que ha cambiado al imposible nombre de It4i) y es de esperar que no gane tanto, pero también puede ganar mejor.

Visconti: tres años después el italiano vuelve a un gran equipo, el sorprendente Movistar. Sorprendente porque nunca han tenido un corredor de sus características y nacionalidad, y porque tendrá que encontrar su espacio entre Valverde, Ventoso, Lastras y Rojas. Lo más seguro es que lo especialicen en el calendario italiano. También es probable que no aguante mucho en el equipo. Veremos.

Dani Moreno: competirá con 31 años y un caché creciente. El caso de Moreno es el del enésimo corredor español que va mejorando a través de un camino tortuoso y no muy esperanzador. El año pasado hizo un temporadón trabajando de gregario siempre, y aún así colándose en el top-ten de grandes carreras, clásicas y vueltas de tres semanas. O estalla, o revienta.

Gesink: este año el Rabobank, tras la brillante experiencia de los españoles en 2011, sólo ha fichado a Mark Renshaw, el sprinter-lanzador de Cavendish. Gesink, que fracasó en gran parte del año, ha visto como su espacio natural en el equipo se ha visto acortado por la espléndida eclosión de Kruijswik y Mollema. Él parece mejor, pero también se cae de una manera alarmantemente frecuente. Un año decisivo para ver qué corredor va a ser.

Leopold König: el brillante checo tendrá la ocasión de disputar el Giro de Italia, tras la invitación cursada a su equipo, en gran parte por la proyección de este talento. Escalador de raza, al que es una maravilla ver subir, acabó segundo en Austria, tercero en L´Ain y quinto en Gran Bretaña. Tiene 24 años y todos los ojos encima.

Romain Sicard: tras perderse todo el año pasado por una lesión de esas ignotas, y con extraños rumores en los que no queremos creer, el vascofrancés fue pillado borracho al volante. Su equipo lo respalda, pero nadie respalda a su equipo: nadie con dinero y nadie con dos dedos de frente. Se la juega esta temporada, y se juega ser alguien que cuenta o el nuevo Aurelien Passaron.

Rafael Valls: el supuestamente talentoso valenciano ha firmado un 2011 de pena, pese a lo cual ha fichado por el Vacansoleil. Si, si: el mismo equipo que fichó a Mosquera y Riccò hace justo un año. Ahí va a encontrar un ambiente donde será el único español en una plantilla de 29 corredores, y con las mismas características que los emergentes De Gent (mucho ojo) y Poels. Otro que estalla, o revienta, o dura un año.

Richie Porte: tras su increíble debut en 2010, el año pasado se tiró en el carro de Contador todo el año. ¿Resultado? Paso al Sky, y no al GreenEdge australiano. En el Sky no hay muchos espacios (Wiggins, Thomas, Urán, Froome, Rogers, Lovkvist, Cavendish y su tren), salvo que se especialice en el calendario italiano-español. Se juega quedarse en un buen contrarrelojista, cuando parece que da para más.

En el capítulo general, será sumamente interesante seguir la previsible explosión interna del superBMC en las clásicas ( Gilbert, Hushvod, Ballan, Van Avermaet) y el desempeño de Bruyneel guiando a los Schleck y a Cancellara. Nos vemos a final de temporada con estos mismos nombres, y a ver que ha sido de ellos.
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El Farnese Vini, invitado al Tour de Flandes junto a otros equipos de poca monta: la de puertas que abre Pozzato. Esperemos que aproveche su (última) oportunidad.
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La España profunda de la pandereta, en este caso de la gaita. Cangas de Onís, diminuta villa asturiana con grandes aspiraciones, ¡quiere albergar una etapa del Tour!, cuando dista 500 kms. de la frontera francesa. ¿500.000 euros? Eso no es problema. ¿Apoyos? Preguntamos a los ciclistas, que en estas cosas son ecuánimes y objetivos, igual que si preguntas a un motero sobre asfaltar una playa. Toda la noticia huele a petromocho, especialmente la última frase, pero da miedo eso del "director general de Política Deportiva del Principado de Asturias, Marcos Niño, gran aficionado por cierto al ciclismo, ya se ha informado, el cual ha mostrado gran interés por el proyecto", aparte del horror gramatical. Considerando lo que gusta la pandereta, la gaita y el grandonismo en los que rigen las políticas públicas en Asturias, a lo mejor ese "sueño" del que habla el titular se convierte en realidad. Mientras tanto, dejemos que muera la Vuelta a Asturias. Hay que defender "lo nuestro".
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Gómez Peña, bien conocido por sus fechorías, es capaz de construir una crónica de inicio de temporada cargando toda la culpa en la lentitud de la justicia. Como es Gómez Peña, el mismo que atacaba vilmente a Manzano por el simple hecho de hablar de lo que sabía y había experimentado, no dice en ningún momento que gran parte de ese retraso se debe las increíbles técnicas dilatorias que utilizan los abogados de Valverde y Contador, las figuras de su devoción. Sin ánimo de ser exhaustivos, me salen una máquina de la verdad, un recurso al Tribunal Constitucional suizo, un peritaje vacuno y el ocultamiento interesado de una bolsa de sangre perfectamente identificada. Gómez Peña pide rapidez, y en estos dos casos se podía haber aplicado inmediatamente: positivo y sanción tiene que ir parejos; bolsa de sangre y sanción también. Gómez Peña sabe cómo y lo escamotea al lector: mejor presentar a sus dos bienamados como víctimas de la justicia.

Después dice López-Egea, el colega suyo de El Periódico, que ataco gratuitamente a sus compañeros;  no, no: se descalifican ellos solos. Vosotros solos. Y si, lo hago gratuitamente, sin pedir nada a cambio, simplemente un poco de decencia en el ejercicio de vuestra profesión.

13 enero, 2012

El certificado médico de Contador (el otro)


Uhmmmmmmm...........

Fue y sigue siendo una de las entradas más populares de este modesto blog, y no ha perdido un ápice de vigencia, al igual que el certificado médico al que alude. Hay cosas de las que nunca se cura uno.

Al parecer, Alberto Contador tiene no uno, sino dos certificados médicos a presentar en todos y cada uno de los controles antidopaje que le hagan: el conocido -de manera subrepticia al final de un largo reportaje en verano de 2007, como se explica en el anterior enlace- para la epilepsia, y el popular y hasta ahora desconocido certificado para justificar un hematocrito natural del 52%.

Lo cuenta hoy Arribas a su manera en El País. Y si, se puede volver a decir lo subrepticio, porque hay cosas que nunca cambian y de las que no se cura uno, insisto: en medio de dimes, diretes y cotilleos sobre el resultado que la AMA emitirá la próxima semana sobre el caso solomillo, Arribas cuela de rondón y al final que Contador tiene de manera natural un 52% de hematocrito.

Lo del certificado lo digo yo, claro, pero se infiere. Dado que la UCI considera que los porcentajes de hematocrito por encima del 50% son indicio de dopaje (o de riesgo para la salud en el lenguaje edulcorado), Contador tiene que acreditar esa condición natural, de origen (esto es: opuesto a lo artificial, o a lo dado) con un documento que cuenta con el visto bueno de la UCI.

Evidentemente, la noticia está aquí y no en la chatarrería que cuenta -una vez más- Carlos Arribas. Que Contador disponga de un certificado médico de este tipo, del que no se sabía nada hasta ahora, obliga a una pregunta, visto que no hay un titular ni un artículo específico y todo se pierde entre bloqueos a Asheden -ya habrá tiempo de hablar la próxima semana de esto- y los trucos de tahúr habituales de este otrora prestigioso periodista.

¿Desde cuando? Arribas lo sabe perfectamente. Al fin y al cabo, él mismo publicó que Santiago Botero, cuando aterrizó en Europa, tenía esperándole un certificado médico expedido por Eufemiano Fuentes donde se acreditaba que disponía de manera natural de una tasa de testosterona inusualmente elevada. Ese tipo de certificados fueron muy habituales hasta que se popularizó el test IRMS, que diferencia la testosterona endógena de la exógena, la natural de la chutada.

¡Vaya si lo sabe perfectamente! Ahí está el conocido caso Landaluze, bien conocido por Arribas, así como todo lo relacionado con el dopaje y la propia trayectoria deportiva de Contador. Eso incluye los certificados médicos: por qué se hacen, quien los firma y cuando los firma. Los de testosterona cayeron en desgracia, pero al parecer los sanguíneos y de hematocrito siguen teniendo plena vigencia, al menos para Contador.

Cunego tenía uno, por la misma cifra: 52%. Sin embargo, cuando los controles antidopaje y sanguíneos se hicieron más intensivos a partir del caso Hamilton/S.Pérez a finales de 2004, el rendimiento del italiano, al menos ese que le permitió acabar como número 1 del mundo el mismo año del escándalo Phonak, ganando el Giro (y cuatro etapas) con 23 años, decreció y nunca volvió a ser el mismo

Contador pasa a profesionales en 2003 -atención a la fecha- con el ONCE, esa familia y escuela de vida. ¿Quién era el médico de la ONCE por entonces? El mismo que viste y calza, el que está en la mente de todos. El mismo de Botero. Si el hematocrito natural de Contador es del 52%, y ya por entonces se considera el valor por encima del 50% como de riesgo para la salud (¡ay!), el madrileño contó, desde sus primeras pedaladas, con su certificado médico.

Lo contrario sería pensar que ese hematocrito fue sobrevenido, queseyo, por un accidente, pero ahí lo que vino fue el certificado para tomar medicamentos para la epilepsia. Era principios de 2005. Qué fechas tan caprichosas. Contador ha competido siempre con esa tasa de hematocrito, de ahí el celo con el que guarda su pasaporte biológico, hasta tal punto que ni su supuesto experto en la vista del TAS (Paul Scott) lo sabía en el momento de defender al madrileño. Se quedó de piedra, claro. Como todos menos Arribas, que pasa de puntillas por el asunto. Porque sabe lo que significa.
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Qué gran foto. Insuperable, de las mejores que he visto acompañando una noticia. En cuanto a la noticia en sí, que sólo se puede digerir comiendo quesadas y sobados pasiegos (atención a cómo el periodista utiliza intencionadamente la misma fórmula que empleó el paisano Cobo en la última Vuelta: "dejar lo que empezó siendo su pasión y acabó siendo su profesión", o como cae en el leísmo tan propio de esa tierra en esta memorable frase: "un Tino que en 2009 ganó la medalla de bronce en el Campeonato deEspaña de ciclocross y sin prepararle"), ¿qué comentar?. Con alusiones exculpatorias a la Operación Puerto, y con ninguna alusión a ese Kelme donde descollaba este superclase (¡qué elegancia sobre la bici! ¡qué táctica! ¡para nada la fuerza bruta, sólo la inteligencia calva!), aún así queda patente que se va del ciclismo cagando. Según el periodista, decimos adiós a "el corredor más combativo encima de una bici que ha dado esta país". Pues adiós.
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Urraburu, provocando sobre el Euskaltel y el World Tour: "Ningún otro equipo vasco, de ningún deporte colectivo, se encuentra en ese nivel de exigencia deportiva, ni compite a tan alto nivel". ¿Este año no han nombrado a la Liga la mejor liga de fútbol del mundo? ¿En qué categoría está el Athletic? ¿Y la Real Sociedad? ¿Tendrá todo algo que ver con esta otra noticia?
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Lista UCI de sancionados por dopaje en 2011.

12 enero, 2012

La hipocresía de Aldag

El padre de Rudicio, modelo de Aldag
Rolf Aldag se despacha agusto en el Sueddeutsche Zeitung ante el conocido Andreas Burkett. El antiguo escudero polivalente de Ullrich (un percherón que tiraba en montaña y llano como un jefe de filas, y que la última semana del Tour se metía en escapadas a ver si sonaba la flauta), que después confesó su dopaje sistemático durante toda su vida deportiva y que, empero, era uno de los principales directores deportivos del superequipo HTC (doble campeonato del mundo en Copenhague, por ejemplo), ha tenido a bien desahogarse una vez fuera del mundillo.

Este es el requisito indispensable: se ve fuera y por eso raja. Cuando todavía estaba dentro, nada de nada, y cuando confesó públicamente su dopaje tampoco se vio especialmente perjudicado. Al igual que nuestro conocido y siempre recordado Igor González de Galdeano, cambió el sillín por el sillón del coche de equipo con una rapidez pasmosa, o vergonzosa si tenemos en cuenta su pasado.

En el London Eye, en la salida del Tour 2007
¿Qué experiencia pudo ver el HTC en Aldag? Mucha, y no siempre buena. Aunque raras veces se presente como tal, el HTC -nacido como equipo limpio- era la continuación del T-Mobile, y su corredor estrella debutó en profesionales y consiguió sus primeras victorias con el histórico maillot magenta de la formación, algo que los medios ingleses jamás recordarán: saben perfectamente lo que implica.

Además de haber corrido diez veces el Tour, seis la Vuelta y una el Giro, la principal experiencia de Aldag es que era el mejor aprendiz de Rudy Pevenage (padre de Rudicio, según Eufemiano del Gran Poder), al fin y cabo pasó trece temporadas en el T-Mobile y siempre con Pevenage como director, que veía en el alemán el perfecto instrumento para ejecutar sus órdenes tácticas (¡Ullrich, ataca! ¡Ullrich, aguanta! ¡Ullrich, a Madrid! ¡Aldag, persigue!) en carrera.

Es con este pasado con el que Aldag pasa a ser director deportivo de una auténtica máquina de conseguir triunfos como era el HTC, un equipo donde el 75% de los corredores conseguía victoria y que tuvo momentos señeros como la Vuelta a Suiza 2009, donde consiguieron seis etapas con cinco corredores diferentes. Después en el Tour la cosa no fue tan bien, pero es algo que suele pasar en este tipo de formaciones y con estos mimbres.
Rolf Aldag, explicando cómo se dopaba. Una miaja.

Ahora dice que "la UCI no es lo suficientemente fuerte como para luchar contra el dopaje" y que sólo sigue "intereses económicos", que es una cantinela muy frecuente entre ciclistas, directores, periodistas de ciclismo (especialmente entre estos) y amas de casa. Será eso, pero cuando la UCI persigue el dopaje también recibe las mismas críticas.

"No tengo ningún interés en volver a trabajar en un entorno que no me gusta y que no cambia", dice refiriéndose a eso que nosotros conocemos como el mundillo y que él tan bien conoce, tanto-tanto que raja una vez fuera. ¿Qué querrá decir Aldag con eso de que no cambia? ¿Qué querrá decir el director hasta hace nada de T. Martin, Cavendish, P. Velits y Goss? Bah, seguro que se refiere a algo que haya visto en estos dos meses fuera de el mundillo y no lo que le ha pasado a su pupilo A. Rasmussen, finalmente indultado por la UCI a pesar de saltarse tres controles en momentos clave de la temporada.

Sin embargo, Aldag se reserva lo mejor para Holczer, el antiguo director deportivo del Gerolsteiner que siempre dijo que no sabía nada de lo que cocía dentro y que fue a juicio contra alguno de los dopados, y que esta temporada vuelve con un puesto de mucha responsabilidad en el Katusha: "no se puede decir que tienes unos altos valores morales, haber tenido una serie de escándalos de dopaje como los de Schumacher, Rebellin y Kohl y que no veías nada, como si tuvieses una venda en los ojos. Algo no funciona".

Pues no, algo no funciona. Se debería prohibir volver a ocupar puestos de responsabilidad a mánagers o directores deportivos con pasado de dopaje, así evitariamos lo de Holczer. Y también lo de Aldag, pura hipocresía en alguien con su pasado.
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El AcquaSapone de los Masciarelli, Di Luca y Garzelli, excluído del Giro. Según este último, le han dado la puntilla para dejar el ciclismo: con 38 años sería lo más normal.

11 enero, 2012

La Vuelta a España (del Norte)

Hoy se presenta oficialmente el recorrido de la Vuelta a España 2012, dos meses después de que hiciesen lo propio el Giro y el Tour. No se saben las razones de este retraso, porque el recorrido se ha ido sabiendo a cuentagotas y ayer mismo tanto As como Marca (¡ay esas fuentes comunes!) publicaban la misma supuesta exclusiva del recorrido.

Exclusiva que no es tal, y el propio nombre es bastante explícito en esto; por no tener, no ha tenido ni relevancia internacional -a ver hoy-, dado que ayer se adjudicaron las invitaciones para las carreras de RCS (Tirreno, Sanremo, Giro, Lombardía) y eso tuvo mayor interés. Ni filtrando interesadamente el recorrido de la Vuelta despierta interés.

Los organizadores han diseñado un trazado con ¡diez! finales en alto y un recorrido íntegro por el norte peninsular, evitando el calor torrante de agosto que el año pasado envió supuestamente a casa a Cavendish y Goss. También puede ser que los ayuntamientos del sur tengan los bolsillos con telarañas, como en los tebeos de Mortadelo.

La Vuelta empieza el 18 de agosto -nada menos, poco más de dos semanas desde el final del Tour y con los JJ.OO en medio- con una CRE en Pamplona, la tierra del Movistar. Al día siguiente etapa llana entre la capital navarra y la principesca Viana, oportunidad única para ver los paisajes navarros dado que esta región apenas recibe ciclismo a lo largo del año. El tercer día llega el primer final en alto, en Arrate, una cima que cualquier seguidor de ciclismo sabe que ya no produce diferencias, aunque las bonificaciones serán el botín más codiciado.

El final en alto tendrá sucesión con la primera etapa de montaña, entre Barakaldo y Valdezcaray, la popular cima riojana (para el ciclismo, especialmente en la primera mitad de los noventa), pero que por geografía, toponímia y población se puede considerar perfectamente como la cuarta etapa vasca consecutiva. Los riojanos ya tendrán su oportunidad con la insulsa quinta etapa, una Logroño-Logroño entre viñas.

La carrera prosigue hacia el fin de semana con finales el jueves en Jaca (final en alto de 3 kms. al 11%) y el viernes en el circuito para quemar goma que han hecho en Alcañiz (Teruel), para el sábado realizar una etapa pirenaica con final en el Coll de la Gallina y el domingo el retorno triunfal a Barcelona, ciudad que no se visitaba desde la chapuza de 1999 y que quiere ver salir el Tour para 2014 o 2015.

El primer día de descanso servirá para que los corredores hagan un traslado de 1.000 kms. hasta Galicia, donde se disputarán las siguientes cinco etapas, una cifra que no se recuerda en la remota comunidad autónoma. Finales en Sansenxo, crono revirada de 40 kms. entre Cambados y Pontevedra (la única de la Vuelta, seguro que hay presiones para que Rajoy vaya a verla. De hecho, la han ideado y planificado con esa pretensión), final en una cuesta de cabras con vistas a La Coruña (Ézaro, 2 kms. al 25%), otro final en Ferrol del Caudillo y cierre con etapa de montaña entre Lugo y final en el puerto de Ancares, que es ya León.

El domingo se subirán los Lagos y el lunes verá la auténtica jornada reina de la Vuelta, que será el tercer día consecutivo de montaña. Y si les suena el recorrido, a joderse, que la Vuelta siempre es innovadora y Javier Guillén y Olano dioses que han salvado la carrera: San Lorenzo -por el lado durísimo-, Cobertoria y Pajares-Cuito Negro, que es como han bautizado la cuesta de cabras con la que han prolongado el mítico puerto de montaña. Lo mejor de la etapa es que las tres durísimas subidas van encadenadas.

Tras el merecido día de descanso (tópico periodístico aquí bien empleado), etapa cántabra entre Santander y Fuente Dé, otra con final en Valladolid (¿a que son capaces de poner el final en Parquesol, para así tener otro meta en alto?), en La Lastrilla y el sábado repiten la jugada de La Bola del Mundo, como en 2010. Será que les gustó lo de Mosquera. Seguro que ni habrá un recuerdo para el único vencedor en la cima.

Habrán notado que, salvo en el caso de la única CRI, no pongo la distancia de las etapas. No tiene ninguna importancia. Desde hace años la Vuelta apenas programa etapas de montaña donde cuente el fondo y la resistencia (uno de los fundamentos de este deporte) y ha apostado por finales supuestamente espectaculares, perfectos para digerir en píldoras de YouTube y para que Nico de Vicente pueda hacer sus resúmenes con caídas y caras retorciéndose.

Con este recorrido, el principal favorito es Valverde.  Sería el justo vencedor de una carrera diseñada para arañar bonificaciones y sacar más diferencia en los finales en cuesta de cabras que en los puertos de verdad. Esa es una tendencia que ha sabido interpretar muy bien J. Rodríguez, otro al que el recorrido favorece sobremanera. Cobo y Antón podrán estar ahí, y es difícil ver a algún foráneo que no venga rebotado de alguna caída en el Tour, el auténtico maná de la Vuelta.

Las dos últimas ediciones de la Vuelta han sido espectaculares, la mejor grande del año. Sin embargo, al programar ¡diez finales en alto! lo único que se consigue es aburrir, que no venga la espectacular terna de sprinters que venían a la carrera y empobrecer el ciclismo al favorecer a una figura como el buen llegador en cuesta. Con todo, veré la carrera: al disputarse íntegramente por el norte gana aliciente para el espectador.
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Murcia te necesita ahora más que nunca, Valverde.

05 enero, 2012

Biba Balberde

Uno de enero y este deporte maravilloso que es el ciclismo ofrece uno de sus momentos únicos, irrepetibles, difícilmente comparables en otro deporte como fecha singular. Antes de la revolución de Internet había que esperar a la primera revista de febrero o a que algún periódico publicase a los corredores nacionales -y sólo estos-, hoy en día con twitter, facebook y demás instrumentos el uno de enero se convierte en una fecha entrañable para cualquier aficionado al ciclismo.

Por el maillot, la bici y la cara, la estampa de la decadencia
La razón no es otra que la presentación de los nuevos maillots de los equipos, así como ver con la nueva indumentaria a los corredores que, a fuerza de verlos durante toda la temporada, se terminan identificando con su equipación como si fuese una segunda piel. Eso pasa en el ciclismo, y pasa el uno de enero por razones contractuales aunque no se dispute carrera de relieve desde hace dos meses y medio: en otros deportes este momento se extiende durante semanas.

Es un momento único favorecido por las nuevas tecnologías que permite ver a Gilbert con su maillot del BMC donde los reflectantes de las mangas hacen que parezca que tenga superpoderes, a Cavendish con la palabra Sky en el maillot más bello del ciclismo, a Pozzato con la pobre casaca del Farnese y la horrible bicicleta Cipollini -reflejo tipográfico de su ego- o, por no ser muy extensos, a Freire con un maillot diferente al naranja del Rabobank.

Ídem, con el añadido del fondo apocalíptico
Todo en un mismo día, lo que podría ser ocasión de celebración y de nuevos encuentros con este deporte tan maltratado por los que viven de el. Sin embargo, no falta siempre el que aprovecha la ocasión para hundir un poquito más a este deporte, lo poco que tiene de credibilidad y encima pretende hacer pasar la ocasión como si de otra cosa se tratase.

Ayer se presentó el Movistar, el único equipo español de primera fila que queda. La conocida epopeya navarra, cuyo mayor éxito no reside en llevar camino de los 30 años en el ciclismo de élite, sino en haber conseguido esquivar todo el lodo y la hiel con un habilidad sorprendente, sigue con su conocida política de hacer pasar por santos a auténticas calamidades de este deporte, y si en el camino se queda la credibilidad no es ningún incoveniente.

Si en el pasado colaron en el podio del Tour de Francia 83 a un descalificado por dopaje de la victoria en la Vuelta 82, si Stephane Heulot y Thomas Davy dijeron que en ese equipo se dopaban con EPO, si consiguieron hacer de un corredor incapaz de ganar una carrera de pueblo como Mancebo en alguien con posibles  ("tu vete al doctor, Paquito"), ¿que no iban a hacer con Valverde?

El corredor murciano cumplió sanción el 1 de enero pasado. Como ya se había anunciado, ha vuelto por el mismo sitio donde se fue: en el equipo navarro, que en el entretiempo de dos años de nada ha cambiado patrocinador y ha vuelto a un color muy familiar a Valverde, como se puede ver en el casco tipo Kelme. Aquí, como si no hubiese pasado nada.

Hasta el propio protagonista ha vuelto diciendo que es inocente, que el análisis del ADN de su sangre se hizo con maldad (¿también en el TAS estaban conchavados en su persecución?) y encima con capoteros como el periodista Sergi López-Egea de El Periódico, que si en su día fue pionero en publicar cómo llegó la sangre murciana a Italia, ahora es el primero en mostrar su fervoroso apoyo a Piti mediante twitter y futuros servicios desde su trinchera regional.

Y con él, otros tantos. Los ya conocidos aduladores de la escuela navarra y todos los que sumarán al retorno de Valverde sin ningún ánimo crítico, como si nada hubiese pasado. Como si todo fuese un accidente en el camino, o una conspiración, y no un ciclista condenado por dopaje. Un ciclista que fue expulsado de la competición cuando era el número uno del mundo (mayo de 2009) y que dice que va a volver el que era.

Paisaje español con corredor. De fondo.
¿Número uno del mundo? Será difícil. Sin embargo, también es difícil que jamás rasque bola en el Tour de Francia, y ya para la edición de 2012 (con 90 kms. contrarreloj) sus jefes lo dan como favorito. Será que el uso del Prozac se ha extendido hasta en los coches de equipo, o será la insufrible costumbre de vender humo, especialmente a los patrocinadores, que han tenido que aflojar más dinero para hacer hueco a Cobo, otro ciclista intachable para un equipo que "tiene que dar ejemplo".

Sea como fuere, el hecho es que la imagen de Valverde con el maillot del Movistar ya supone la primera noticia de la temporada. Al mismo tiempo, también supone un hito ineludible -así como toda su trayectoria- para que dentro de unos años podamos explicar lo que eramos y en lo que nos hemos convertido: en el nuevo boxeo, en el deporte del todo vale (¿a cúanto se venderá la Lieja este año?), en el circo de los monstruos.
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Brajkovic anuncia en su twitter tal cosa como esta: "I've been just told that I was racing with mononucleosis this year. Explains many things". Hombre, que se entere ahora de algo que merma su rendimiento suena un poco a excusa barata. El esloveno pasa la próxima temporada del establo de Bruyneel a la cuadra de Astana. Y diciendo estas cosas. Como siempre, un corredor a seguir.
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No se dejen engañar: la auténtica noticia está al final. Se entrena en Alicante. Y menudos resultados que tiene. Fuera de su país, claro.